Ayer tuve la oportunidad de asistir a una mesa redonda dirigida por Manuel Campo Vidal en el marco de un encuentro de directivos en Girona. Los participantes eran altos ejecutivos españoles de compañías multinacionales que compartieron sus experiencias y visiones sobre los retos de la internacionalización de las pequeñas y medianas empresas. En un momento dado el moderador hizo mención a lo que él considera las principales carencias de la formación en nuestro país: el inglés (“el español es un ciudadano que se pasa la vida aprendiendo inglés»), el emprendimiento y la comunicación. No puedo estar más de acuerdo con él. Sobre todo en lo que a la comunicación se refiere. Un ejemplo clarísimo fue precisamente la mesa redonda: la mayoría de los participantes en la misma demostraron un profundo desconocimiento de los fundamentos de la comunicación en público. Fueron farragosos, perdieron el tiempo en aspectos irrelevantes, sobrepasaron considerablemente el tiempo asignado y, lo que es mucho peor, no transmitieron un mensaje claro a la audiencia. Las únicas excepciones fueron Rosa García de Microsoft y el propio Manuel Campo Vidal. Me consta que la primera da una gran importancia a la comunicación y a su propia proyección pública, y eso se nota y se agradece. Del segundo, qué puedo decir: es un gran profesional que puede con todo (aunque ayer hubo momentos en los que seguro que hubiera agradecido poder disponer de un mecanismo parecido al de los micrófonos del programa 59 segundos).

En definitiva, decepcionante. Es una pena poder escuchar en vivo y en directo a personajes tan relevantes de la vida empresarial y no poder aprovechar al máximo su intervención porque los ponentes no lo han preparado lo suficiente o porque han ignorado las reglas más elementales de la comunicación en público. Seguramente no son conscientes de que el liderazgo se ejerce precisamente comunicando…

Afortunadamente la intervención previa fue precisamente todo lo contrario: una exhibición de conocimiento y habilidades de comunicación. Claro, que el ponente era nada más y nada menos que Javier Solana. Es obvio que él entiende perfectamente el binomio liderazgo / comunicación.