La mayoría de los directores de comunicación que conozco son grandes expertos en su área de responsabilidad. Gestionan con gran habilidad las relaciones con los medios de comunicación, diseñan e implantan planes de comunicación interna que movilizan a empleados y directivos, desarrollan acciones de relaciones públicas que mejoran la percepción de marca de sus stakeholders, etc.

Sin embargo, en muchas ocasiones estos grandes expertos en comunicación corporativa no son especialmente buenos a la hora de realizar una presentación en público. Es curioso que alguien que es perfectamente capaz de sintetizar en un titular de una nota de prensa el mensaje principal a transmitir luego sea tan poco efectivo a la hora de comunicar en público. Es algo que sufren en general todos los directivos, sean de la función que sean. Pero todo tiene una explicación: en muy pocas universidades o escuelas de negocio se enseña cómo hacerlo y muy pocas organizaciones incorporan esta materia en sus planes de formación.

Una buena parte del tiempo de cualquier directivo se dedica a comunicar: reuniones, presentaciones, call conferences, comités de dirección y similares. Otra buena parte del tiempo se dedica a escuchar lo que otros tienen que comunicar (cuántas veces tiene uno que asistir a reuniones interminables donde las presentaciones se suceden unas a otras sin que nadie sepa exactamente el verdadero propósito de cada una de ellas…). Por tanto, el directivo se pasa la vida comunicando, como sujeto activo o como sujeto pasivo. Sin embargo, muy pocos se plantean cómo mejorar su eficacia a la hora de comunicar o cómo ser más persuasivos.

Afortunadamente hay algunas organizaciones que se están tomando en serio este tema, incorporando en sus ofertas académicas o de desarrollo profesional módulos enfocados a mejorar las habilidades de comunicación en público (IE, strategia!, etc). Éste, junto al del inglés, es quizás uno de los principales retos a los que se enfrenta el directivo español medio.