Los profesionales de la comunicación corporativa tenemos entre nuestras prioridades la gestión de la marca o las marcas de nuestra organización. En muchas ocasiones, gestionamos también la proyección pública de nuestros primeros ejecutivos.
Sin embargo, pocas veces prestamos atención a nuestra propia marca personal. Gestionar tu marca personal es saber identificar y poner en valor tus características más relevantes y diferenciales para destacar de forma positiva y valiosa en un entorno cada vez más homogéneo, competitivo y cambiante.
No nos engañemos. Si asumimos sin problema que las marcas influyen de manera decisiva en el consumidor a la hora de tomar decisiones de compra, es obvio que está en nuestra mano que nuestra marca sea más poderosa e influyente. Se trata, por lo tanto, de saber gestionar adecuadamente las percepciones, los recuerdos y las expectativas que generamos en los demás. Una marca personal bien gestionada nos hace más efectivos e influyentes y nos otorga mayor credibilidad personal y profesional.
Para ello es necesario pararse a pensar y analizar cómo nos perciben los demás (lo que los expertos en coaching llamarían identidad pública). A partir de ahí, es el momento de poner en marcha un plan de acción. El coaching es, sin duda, la mejor herramienta para abordar todo esto. De hecho, hay organizaciones que desarrollan programas que, partiendo precisamente del coaching, abordan desde un planteamiento multidisciplinar las distintas facetas de nuestra proyección pública. Un ejemplo es el que ofrece strategia.
Ánimo. Sólo es cuestión de proponérselo…