En un artículo publicado recientemente por Brian Legget se habla de las características que un líder debe tener para ser realmente efectivo. Desarrolla una interesante teoría que denomina «El imán y el martillo: los dos pilares del liderazgo efectivo», donde indica que el líder efectivo necesita desarrollar su liderazgo hacia un objetivo concreto. Para ello, precisa tener una visión, ser capaz de desarrollar historias (storytelling) y ser carismático (charismatic speaking). A este conjunto de capacidades las denomina «imán».

El líder también debe ser capaz de generar cambio. Para ello, debe ser capaz de dar órdenes directas, implantar sistemas de control y recompensar económicamente, entre muchas otras cosas. A estas capacidades las denomina «martillo».

La metáfora continúa porque el autor sugiere que las acciones «martillo» deben abrir camino a las «imán» y viceversa, aun cuando habrá muchas ocasiones en las que haya pocas evidencias de que una u otra herramienta funcionen.

De toda esta teoría me quedo fundamentalmente con el hecho de que se reconoce de manera explícita que un buen líder debe ser carismático y un excelente comunicador y que, para ello, se requiere mucha paciencia, dedicación y cuidado. ¿Hasta qué punto los líderes del mundo de la empresa española se toman en serio este aspecto? Hay un poco de todo, pero me temo que nos queda mucho camino por recorrer.