El pasado mes de febrero supimos que la comisaria Reding asumía las competencias de comunicación de la Comisión Europea. Ya en ese momento podíamos suponer que este hecho marcaría un antes y un después en la política de comunicación de esta institución.

Poco después, en el mes de julio, pudimos escucharla en el marco del European Communication Summit organizado por la EACD en Bruselas, explicando su visión sobre cómo “comunicar Europa”.

Hace apenas unos días supimos que la también vicepresidenta de la Comisión presentó su nuevo proyecto para gestionar la comunicación de la institución. Su receta: hacer mucho más visible al presidente Barroso en detrimento de los comisarios. Para ello pondrá en marcha iniciativas como la celebración de un discurso sobre el estado de la Unión cada año, el acompañamiento (y co-pago) de periodistas para que acompañen al presidente en cada uno de sus viajes o la elaboración de contenidos gráficos en los que Barroso sea el principal protagonista.

Además se busca reforzar el papel de las delegaciones nacionales de la Comisión, de tal forma que adquieran mayor protagonismo político y mediático en cada país.

Finalmente Reding pretende impulsar la creación de un equipo que prepare los discuros a los comisarios y altos funcionarios de la Comisión y reforzar la estrategia de comunicación on-line.

Todos ellos son muy buenos propósitos y demuestran que la comisaria ha decidido gestionar la comunicación de la CE con criterios profesionales de eficacia. Ahora está por ver cómo aceptan los distintos comisarios esta pretendida pérdida de protagonismo a favor de su jefe político, el presidente Barroso, en un contexto en el que se utilizan las decisiones de la Comisión en clave nacional (cuando la decisión es favorable a determinado país, el gobierno local se apunta el tanto; cuando es desfavorable se acusa a la Comisión y se echa la culpa a Europa).